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miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Quién soy?



Estos ensayos nos deben poner a mediatar sobre quiénes somos.¿Sabes de dóde vienes?, ¿cuáles son tus raíces?
¿Quién soy?
*Por: Nimia Herrera G.
¿QUIÉN SOY?
• Soy indígena, vivía feliz con mi familia en nuestra bella comunidad. Llegaron los invasores y comenzaron los ultrajes. Fuimos vejados, arruinados, saqueados, asesinados. Desde ese momento hasta hoy, no hemos podido florecer ni como raza ni como grupo. Dejamos nuestra braveza y nos convertimos en seres melancólicos, con una mirada lánguida, triste, esclavos, seres inferiores.
Para nosotros, la pureza de la raza es importante debido a que de esa manera podemos conservar nuestra identidad, nuestra cultura y nuestra idiosincrasia. Pudimos lograrlo porque un grupo de aborígenes se internó en lo más profundo de las montañas y hasta allá no se atrevieron a llegar los invasores; sin embargo, los que fueron capturados y tratados como esclavos, se mezclaron con los conquistadores y esto trajo como consecuencia la raza mestiza.
Quinientos años después mantenemos vivas nuestra tradición, a pesar de que se nos tilda de primitivos. Procuramos aprender lo nuevo, pero cultivando lo nuestro. Ningún hombre moderno puede comprendernos, pero somos así y así deseamos continuar.
Nos impusieron su dieta alimentaria, nos impusieron su Dios, su credo a punta de espada; nos impusieron el vestuario; nos privaron de todo, de lo más importante: la vida.
• Soy español. Vine a América buscando las Indias orientales. Llegué por primera vez con el Almirante Cristóbal Colón. La mayoría de mis compañeros enloquecimos al ver tanto oro. Así que comenzamos a tomar todo el preciado metal que poseían los naturales. Comenzamos a exterminarlos de la manera más cruel y vil. Fue un genocidio inhumano, pero sólo pensábamos en enriquecernos y largarnos. No queríamos vivir aquí, pues el clima era de lo peor.
Violábamos a las indígenas. Las preferíamos vírgenes. Las embarazábamos y las dejábamos a su suerte. Sólo nos interesaba saquearlos y exterminarlos. Muchísimos fenecimos aquí, otros se fueron al Perú u otras regiones. Los que decidieron quedarse aquí se dedicaron al comercio o a la ganadería, y se mezclaron con las indias y con las negras.
Estuve aquí, aprovechándome de todo lo que podía hasta el 28 de noviembre de 1821 cuando tuve que salir, pues Panamá declaró su independencia.
• Soy negro, esclavo, fui sacado de mi hábitat y traído a esta tierra a realizar trabajos pesados. Fui ultrajado, violaron todos mis derechos, fui tratado con hostilidad. Me escapé y me fui a vivir a las montañas. Me convertí en espía, asaltante, contrabandista, ladrón para poder sobrevivir. A mí me tenían más temor que a los indígenas. Me dieron sitios para vivir y construir nuestras colonias con el compromiso de que los dejáramos en paz. Robaba todo lo que podía. Desde aquella época me consideraron una chusma, un ser inferior. Hoy, las cosas no han variado mucho. Se estigmatiza lo negro y lo blanco. Lo blanco es lo bueno, la pureza, lo hermoso, la vida; lo negro, la muerte, lo feo, el ladrón, el contrabandista, la tristeza.
Para los españoles fui sinónimo de fuerza bruta y de inferioridad. Hoy, continuamos causando temor. Nuestro color da temor y repulsión. Nos cuesta mucho salir adelante, pero lo hemos logrado, aunque no en un ciento por ciento.
• Soy mestizo, producto de la mezcla del español con el indígena. Nuestras mujeres fueron violadas de manera violenta y nació este nuevo grupo social. Crecimos en cantidad, pero seguimos siendo inferiores, esclavos. Ya no éramos puros para nuestro pueblo. Nos fuimos multiplicando y tratamos de sobrevivir.
• Soy mulato, soy el producto de la mezcla del negro con el español. También era considerado esclavo. No tenía ningún derecho. Fui poblando el Istmo, íbamos creciendo en número, pero también en discriminación. Tuvimos que aprender a sobrevivir. Éramos muy mal visto, nos tenían asco, nuestro color causaba escozor y temor. Eso no ha cambiado mucho.
• Soy zambo. Soy producto de la mezcla del negro con el indio. Algunos decían que éramos una raza extraña. De todos los grupos que se formaron, era el más discriminado. Al igual que el mulato, nos consideraban vagos, personas de mal vivir, tracaleros y no recuerdo cuántos epítetos despectivos nos lanzaban. De la clasificación española de la sociedad ocupábamos el último lugar.
• Soy inglés, vine al Istmo para enriquecerme. Era un vil pirata, inhumano, no respetaba la vida humana, sólo me interesaba robar, asolar lo que encontraba. Quemé la floreciente ciudad de Panamá, me llevé todo lo que pude, rapté personas y sólo los liberé si me pagaban rescate. Fui apoyado por los negros ya que era la manera de vengarse de la esclavitud y de malos tratos de los españoles. Alguno de nosotros nos quedamos en el Istmo y formamos nuestras familias.
• Soy francés, vine al Istmo a construir un canal, pero la naturaleza y el modelo equivocado, me llevaron a la bancarrota. Perdí todo el dinero que me habían dado en Francia, padecí toda clase de enfermedades, los hombres morían cada día, y hasta familias enteras. No pudimos construir otro canal de Suez. Muy tarde comprendimos que la estrategia era otra. Tuve que salir, humillado y arruinado; sin embargo, algunos compatriotas decidimos quedarnos aquí y formar familia. Nos mezclamos con las mestizas y tuvimos descendencia. Hoy en día no sé con cuántas razas me he mezclado. Soy pluriétnico. Vivo feliz aquí.
• Soy colombiano, Panamá fue un departamento nuestro; mas por el mal trato que le dispensamos, se separaron de nosotros y crearon su república independiente. Panamá era uno de nuestros departamentos más pobres y descuidados, sólo me interesaban los fondos que aportaba y las ganancias que podía obtener. Por ello no desaproveché la oportunidad que me ofrecieron los franceses. No lo pensé dos veces y les permití, por una cuota muy fructífera, que construyeran un canal: el canal francés. Sin embargo, en otra ocasión jugué muerto cuando los gringos nos ofrecieron la firma de un tratado, el Herran-Hay, y lo desestimé. Quería más, y eso me costó la pérdida de Panamá y las pingües ganancias que me proporcionaba.
• Soy gringo. Ayudé a Panamá para que lograra su separación de Colombia. Fuimos pieza clave en ello. Nuestra fortaleza bélica lo permitió. De ahí, logré la firma del Tratado Hay-Bunau Varilla que me permitía estar a perpetuidad en Panamá. Me aproveché de la circunstancia y traté a la población con mano dura.
Construimos el Canal de Panamá, la octava maravilla del mundo. Una verdadera obra de la ingeniería moderna. Padecimos enfermedades, derrumbes; pero, lo logramos y el 15 de agosto de 1914, con la travesía del vapor Ancón, sellamos nuestro triunfo y nuestro poder.
El trato vil que utilizamos, trajo como consecuencia que se revisara el tratado de perpetuidad y, después de muchas incursiones, enfrentamientos y hasta muertos, tuvimos que salir del Istmo de Panamá, el 31 de diciembre de 1999, con mucho dolor, llanto y pesar.
• Soy chino, vine al Istmo en con la construcción del ferrocarril. Éramos cerca de 700, pero muchos murieron o se suicidaron. El choque cultural era inmenso. Sin embargo, seguimos llegando y conformando nuestra comunidad. Aprendimos a crecer, somos muchísimos aquí; pero, aún, se siguen aprovechado de nosotros. Nos traían y nos traen de contrabando, por miles de dólares. No importa, aquí vivimos bien, tranquilos y en paz. Nuestros hijos son panameños.
• ¿Quién soy? Mi bisabuelo fue chino nacido en Pekín. En Panamá se casó con una negra colombiana nacida en el Cauca. De ese matrimonio nació mi abuela quien se casó con un español. Así nació mi madre quien contrajo nupcias con un francés: ése soy yo: una pluralidad de etnias.
• ¿Quién soy? ¡Buena pregunta! Mi bisabuelo era italiano casado con una colombiana. De esa unión nació mi abuelo. Éste se enlazó con una descendiente francesa-italiana y nació mi padre, quien contrajo matrimonio con una dama descendiente de gnöbe. Ésa soy yo. Soy pluriétnica.
• Y así pudiera seguir, soy indostán, griego, peruano, japonés, árabe, israelita, entre muchísimos otros. Soy un crisol de razas, soy pluriétnico, soy panameño –a pesar de todo-
• ¿Quién soy? Soy un ser con cinco siglos de intenso mestizaje biológico, social, cultural y espiritual.
• ¿Quién soy? Soy un ente dispuesto, tolerante, con una marcada capacidad de integración cultural y étnica.
• ¿Quién soy? Soy tolerante, no tengo prejuicios de orden racial ni social ni de credo.
¿Quién soy?, interesante pregunta, qué difícil es describir qué es ser panameño.
Algunos nos describen como un crisol de razas, tienen razón, ya que somos un poquito de todo. Una familia panameña es una familia globalizada. Su estructura social es pluriétnica, por ende, desarrolla en un mismo seno varias culturas, varias costumbres: india, negra, china y europea. ¡Qué generación ésta! ¿Te has preguntado alguna vez? ¿quién soy?
Eso soy yo, una mezcla de todo. Por consiguiente, cuando se habla del ser panameño debemos buscar nuestras raíces. Somos algo de todo el mundo, de ahí que fuese difícil; mas no imposible mantener una identidad pura; pero, lo intentamos.
Nada me ha impedido que continúe luchando en busca de mi identidad; en busca de mi verdadero yo. Han pasado más de cinco siglos y aún continúo la incesante búsqueda para saber, realmente, ¿quién soy?














¿Quién soy? a través de Protesta sin Maneras

Protesta sin Maneras es un poemario de Aristides Martínez Ortega, que nos lleva a la reflexión, pero con un ritcus muy amargo, debido a que encontramos a actantes (gran masa de actores) divididos en varios grupos o masas: aquéllos que lucharon en contra del enclave colonialista; aquéllos quienes, por dinero, continuaron añorando épocas pasadas y aquéllos que en pos del progreso y de la modernidad consideran que debían mantenerse ciertas alianzas y con éstas evitar que el pueblo se muriese de hambre.
En el poemario predominan tres grandes temas con una unidad, el problema de la soberanía, el problema económico-social y el político. Todo está en manos de un bicho, de un insecto, de un ser dañino: los políticos, quienes: “ostentan el poder”, “están en la cumbre”, “están arriba”, “están en la cúspide”, “en la cresta de la ola”.
La política, según aparece en el “Retrato hablado”, es una “actividad lucrativa”, conformada por seres que poseen cualidades muy especiales durante el ascenso: /mentir sin asco/, /meter zancadillas sin pestañear/, /tener el serrucho afilado/, /fumar debajo del agua/, /y cuando las barbas de sus copartidarios/, /arden/, /socorrerlos con spray inflamable/.
Sin embargo, cuando se llega a la cumbre “los requisitos son otros”: /creerse la mamá de Tarzán/, /patear debajo de la mesa/, barrer pa’l bolsillo/ y lo más importante, lo que lo hará siempre un ganador, lo que le asegurará el triunfo y la permanencia en el poder: /tener siempre un gringo/, /en la manga/.
Este personaje, el político, tiene mucha similitud con “El bicho”, poema donde se compara la política con una fauna, en donde el bicho es el animal más codiciado, pues, es un individuo que no tiene conciencia ni pudor y, para decirlo a la manera del yo lírico: /Fetichista por naturaleza/, /Idólatra, también por naturaleza/, /sus alegatos/, /siguen la línea/, /Lucha contra los herejes/,/escondidos en molinos de vientos/.
Estos últimos versos sintetizan la falta de sensibilidad de esos seres, quienes lucharon, incluso, con enemigos imaginarios, que se esconden en lugares también imaginarios, falsos. “Molinos de vientos”.
Pero, lamentablemente, no hay mucha diferencia entre los políticos de ayer y los de hoy, ya que ambos utilizan los “Mismos trucos”, título de otro poema. Estos políticos que /no cambian el show/, aquéllos que siempre prometen, los magos que mejorarán la calidad de vida del pueblo; sin embargo, la realidad es otra, totalmente opuesta, que se convierten en una “Esperanza en globo”; pero, cuál es la connotación del vocablo globo: ¿será un apócope de globalización? o más bien ¿aquel objeto que se infla y se desinfla con el mínimo esfuerzo? ¿A qué se referiría el yo lírico cuando dice que para los pobres del mundo hay un rayo de “esperanza”? pero, ¿cuál será esa esperanza?, la respuesta es la /globalización/, la entrada al mundo competitivo, en donde se dice que se /mejora la calidad/; pero, no la vida del hombre, sino la del /hambre/.
Los políticos acceden a participar en todos los experimentos de las grandes potencias, con lo que sólo se logrará abrir una brecha más profunda entre pobres y ricos y, a la postre, sucederá lo que aparece en “Paisaje de fin de siglo”, donde los economistas seguirán /buscando la piedra filosofal/, /la receta para obtener oro/, para continuar con sus ganancias; pero, donde “La gente no ve los fondos”, pues, los políticos que: /subieron/, /sin alas/, /ahora están pisando a los de abajo/; ya que como es natural tenemos muy “Mala memoria” debido a que continuamos aplaudiendo palabras que: /estaban llenas de gusanos/, /las promesas ... tenían fecha de expiración vencida/ y como siempre ha ocurrido /volvieron a meterles la tuza/.
Todo esto está sintetizado en la “variante del refrán”, donde: /El pueblo no sabe/, /para quien trabaja/, /pero los que trabajan/, /para el pueblo/, /están podridos en plata/.
Hace unos cuantos meses concluyó otras elecciones populares para escoger al gobierno que regiría las riendas de la nación durante los próximos cinco años, y vemos que, en algunas ocasiones, se cumple lo expresado por el hablante lírico; sin embargo, el pueblo no creyó del todo las promesas y les pasó raya, inclusive en las áreas indígenas. Entonces, quiere decir, que hay algo de maduración y los bichos van a ser animales en vía de extinción. Si bien es cierto, también hubo la bendita frase “vox populi, vox dei” y, a pesar de que el pueblo tiene el don de siempre equivocarse, el pueblo habló y los resultados fueron interesantísimos.
Otra temática, la lucha por la soberanía nacional. Esta parte está conformada por poemas donde el yo lírico cuestiona la pérdida de valores, la pérdida de la identidad nacional.
A esta temática corresponden poemas como el “Neopatriotismo”.
La ironía se da desde el inicio cuando exclama: ¡suficiente!, para qué mortificarnos y enredarnos la vida con una palabra tan insignificante como una “cosa”, denominada “soberanía”; ya que si los de antes aducían que a la Patria no se le ponía condiciones; los de hoy, alegan que: /Al dinero/, /no se le pone .../ objeciones, pues, con el dinero todo se compra.
Otro tanto ocurre con “Presagio”, poema conformado por ochos versos libres, donde el ritmo lo alcanza con el empleo del encabalgamiento y la enumeración donde la ironía se aprecia en la construcción del primer verso: “Por los vientos”. El yo lírico, utiliza una expresión popular, donde contrasta la naturaleza personificada /vientos que soplan/ con la realidad /las generaciones del 2000/. La manera de cómo se están donde las negociaciones lo lleva a pensar en que la historia continuará con el final abierto: /Por los vientos/, /que soplan/, /en el Canal/, /las generaciones del 2000/, /también tendrán fuentes/, /soldados/, /tanques/, /aviones/.
En “Cosas veredes Sancho” el hablante lírico con decepción, observa cómo la lucha por la soberanía se desvanece, donde los jóvenes de ayer, quienes con la cabeza caliente /cara descompuesta/ tiraron /la primera piedra/; sin embargo, nuestros gobernantes de hoy /ponen/, con gran serenidad, /la primera piedra/; pero, no en el /acto oficial/, sino en /la obra oficial/.
El yo lírico caracteriza a los hombres de ayer y los compara con los de hoy. Esto lo logra con el empleo de adjetivos descriptivos, en posición posterior al hombre /cabeza - caliente; cara descompuesta/ dos elementos que se entrecruzan /caliente - descompuesta/ así era la cara de los mártires, quienes lucharon por la soberanía. Y, si ellos tiraron piedras al acto oficial; los de hoy, ponen una piedra a la obra oficial.
La construcción preposicional cambia la intencionalidad, ya de un complemento directo y otro circunstancial de modo, regidos por el verbo /tiraron/; pasa a ser, en la segunda estrofa, un complemento preposicional compuesto por uno directo y otro del nombre, así /la primera piedra/ pasa a ser un elemento inherente /de la obra oficial/ donde se trasluce cómo esa piedra es sólo un eslabón de una obra macro, de una gran pirámide que nadie sabe hasta dónde llegará. Una obra construida por un hombre, en un momento histórico que va en contra de una lucha generacional que comenzó en 1503.
La incursión en este nuevo libro de Arístides Martínez nos debe llamar a la reflexión sobre lo que somos y lo que queremos ser y para decirlo a su manera, con el poema que cierra el libro “Al derecho y al revés”, debemos saber que:
No es lo mismo
un hombre con esperanza
que la esperanza en un hombre
… … …
No es lo mismo
… … …
la libertad de pensar
que pensar con libertad
… … …
No es lo mismo
estar el pueblo en el poder
que el poder esté en el pueblo

Bibliografía:
Martínez Ortega, Arístides. Protesta sin maneras. Panamá: CEASPA

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