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sábado, 26 de junio de 2010

Homenaje al doctor Diógenes Cedeño Cenci un auténtico colombino




El pasado 23 de junio de 2010 falleció el doctor Diógenes Cedeño Cenci (1927-2010) y Cristóbal Colón pierde a uno de sus grandes estudiosos.


Este interés del dr. Cedeño Cenci nació cuando en la Universidad le enseñaban que la literatura panameña comenzaba con la Carta de Jamaica de Cristóbal Colón, pero como él decía: "cuando le tenga que explicar esto a mis alumnos cómo lo voy a ilustrar". Así inició sus investigaciones sobre La Carta de Jamaica de Cristóbal Colón o Lettera Rarísima y comienza a descubrir la nueva historia sobre el último viaje del Almirante.

Aquí no sólo conoció a Colón y sus verdaderas intenciones de encontrar mucho oro para reconstruir el Templo de Salomón, sino que también descubrió otro personaje que admiraría y que él "lo reivindicaría", éste era el Quibián o Señor de la Tierra, el indio bravío quien se enfrentó a Colón y lo hizo llorar.


Después de publicar su libro: El cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de las tormentas (1996), se dedica a investigar sobre el Quibián veragüense y ven la luz sus obras: The Panama Canal strait sought-after by Chistopher Columbus in the route of the storms (2001) y El Cuarto Viaje de Cristóbal Colón por los dominios del Quibián veragüense (2003).





Pero por qué se llama así, porque este último viaje del Almirante fue atormentado por cinco tormentas que pensaba que no llegaría a puerto seguro.




Este mapa señala las cinco tormentas que atormentaron al gran Almirante de la Mar Océana.

























Tercera Tormenta por la Costa Caribeña de Veragua(s), “Un Sombrío poema de mar”.
“Digo que víspera de San Simón y Judas, corrí donde el viento me llevaba, sin poder resistirle. Cuando yo hube andado quince leguas forzosamente, me reposó atrás el viento y corriente con furia. Volviendo yo al puerto donde había salido, fallé en el camino al Retrete, a donde me retruje con harto peligro y enojo y bien fatigado yo y los navíos y la gente. Y llegando con cuatro leguas revino la tormenta y me fatigó tanto a tanto, que ya no sabía de mi parte… Nueve días anduve perdido sin esperanza de vida; ojos nunca vieron la mar tan alta, fea y hecha espuma. El viento no era para ir adelante ni daba lugar para correr hacia algún cabo. Allí me detenía en aquella mar fecha sangre, hirviendo como caldera por gran fuego”
El cielo jamás fue visto tan espantoso: Un día con la noche ardió como forno; y así echaba la llama con los rayos, que cada vez miraba yo si me había llevado los másteles y velas; Venían con tanta furia espantables que todos creíamos que me habían de fundir los navíos. En todo ese tiempo jamás cesó agua del cielo y no para decir que llovía salvo que resegundaba otro diluvio. La gente estaba ya tan molida que deseaban la muerte para salir de tantos martirios. Los navíos ya habían perdido dos veces las barcas, anclas, cuerdas y estaban abiertos, sin velas… Y pasado año nuevo, torne a la porfía, que aunque me hiciera buen tiempo para mi viaje, ya tenía los navíos innavegables y la gente muerta y enferma. Día de la Epifanía llegué a Veragua, ya sin aliento”

“Carta de Jamaica o Lettera Raríssima”
de Cristóbal Colón
7 de julio de 1503



Esta fue la descripción de la primera imagen del Istmo de Panamá, quien Meléndez y Pidal lo llamó un sombrío poema de mar.
La furia llevaba las naos de Colón, "Nueve días anduve perdido sin esperanzas de vida".






Como se acotó al principio, uno de los objetivos de Cristóbal Colón era encontrar todo el oro que pudiera para la reconstrucción del Templo de Jerusalén, ya que él se consideraba el escogido para esta misión.










Bibliografía: Cedeño Cenci, Diógenes. El Cuarto viaje de Cristóbal Colón por la ruta de las tormentas. Panamá: EUPAN, 1996.

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